Do you love me?
Jungkook se había quedado en silencio tratando de salir de su trance. Aunque la noticia le había caído de sorpresa, y su alfa se sintió excitado rogando por complacer a su omega, también pensó en lo peor. ¿Qué si estaban afuera? ¿Y si algún alfa se cruzaba?
Un terror lo invadió, no quería que nada le sucediera.
—¿Dónde están? ¿Se encuentran en un lugar seguro? ¿Cómo está Jimin?
Jeongyeon sonrió y se sintió enternecida por su actitud. Sabía que la conexión entre destinados era muy fuerte, y casi irrompible.
De cierta forma, aún no podía comprender porque Jimin estaba poniendo tantos pretextos para evitar pasar el celo junto a Jungkook, y aunque sabía que ellos se estaban dando el tiempo para conocerse y sentirse a gusto el uno con el otro, lo veía algo tonto. De todas formas no pasaría mucho tiempo para que su lazo se terminara de formar y Jeon quisiera marcarlo.
—Minnie está bien, ahora va dormido en el auto junto a mí. Fuimos a hacer unas compras y cuando veníamos de regreso su celo se le adelantó. No te preocupes, no estuvo expuesto a alfas, ya que pudimos conseguir unos supresores —explica.
Aunque no le estaba mintiendo del todo, aún se estaba saltando partes importantes, específicamente donde fueron a comprar los supresores y Jimin en realidad sí estuvo expuesto.
—¡¿No están es el departamento?! —se exaltó, pensando lo peor—. ¡En sus condiciones no debería salir, ni siquiera estando en el auto!
—Hey, cálmate —Jeongyeon frunció el ceño, escuchándolo molesto.
Por supuesto que entendía su molestia, no era para nada bonito saber que su omega andaba en celo por ahí, vulnerable a cualquier alfa que se le acercara, puesto que no estaba marcado y cedería fácilmente a cualquier provocación.
—Comprendo tu preocupación, pero ahora lo que menos Jimin necesita es escuchar y saber sobre tus inseguridades. Él está, y estará bien. Yo me estoy encargando de eso, ahora mismo lo estoy llevando a su departamento, pero de nada me sirve si no estás ahí.
—Sí... lo sé, lo siento. Es solo que... me preocupa, no puedes simplemente venir a decirme que mi omega está en celo afuera de su departamento y esperar a que reaccione bien. Por más supresor que tenga.
Jeongyeon asintió.
—Escúchame bien, Jungkook, necesito que realmente le ayudes en esto. Porque te juro que si no llegas, llamaré a su ex esposo para que se encargue del celo —Jungkook abrió la boca para replicar, pero Jeongyeon adivinando sus comentarios se le adelantó—. Y no, no hago esto porque quiero que ambos vuelvan o por simple capricho. Puede que ya lo sepas pero la edad de Jimin y sus celos no se llevan para nada. Ahora está sufriendo el síndrome del omega abandonado, suena extraño pero básicamente, es cuando después de cierta edad sin tener hijos o sin algún alfa, su omega toma control del celo y lo puede obligar a hacer cualquier tontería. Aprecio a Jimin, es como mi hermano, y lo que menos quiero es verlo sufrir en manos de cualquier alfa. Y tú que eres su destinado podría evitar todo esto.
Hubo un largo silencio en la línea. Jungkook comprendía lo de la edad, desde la escuela veían el ciclo, anatomía y comportamiento del omega, así como del alfa. Era sabido para toda la sociedad que luego de acercarse a los últimos años fértiles, el omega era quien más sufría.
Un sentimiento de tristeza se incrustó en su pecho de tan solo pensar como Jimin pudo soportar esos dos años separado y sin un alfa. Aunque bueno, nadie le aseguraba que no había estado con ninguno. Aún existía ese alfa... Minhyun, se llamaba, que Jimin tenía en su camino todavía. Y que le empezaba a estorbar.
Jimin le había dicho que no había aceptado su cortejo, pero recordaba cómo le había recibido tan feliz aquellos dulces, además de calmarlo enfrente suyo. ¿Realmente no había pasado nada?
Mejor eliminaba ese pensamiento.
—Sí, lo sé... No quiero que nada malo le pase, jamás me lo perdonaría —Jungkook cierra los ojos con pensar, tratando de borrar esos celos que sintió de repente—. Dame la dirección, llegaré en menos de cuarenta minutos.
Jeongyeon sonrió felizmente, y le brindó la dirección correcta. Sabía que no se negaría y estaría más que feliz en ayudarle.
Solo que... los supresores no duraban mucho y ya había pasado un tiempo desde que Jimin consumió la primera pastilla. Los supresores no eran nada mágico, sólo calmaban el calor del omega y lo mandaban a dormir, para cuando despertara pudiera obtener ayuda de algún alfa, algunos hasta tenían una duración de ocho horas. Pero no para Jimin, lo máximo eran dos horas.
—Por cierto, no sé tu nombre —pregunta Jungkook.
—Jeongyeon, puedes llamarme Gyeon —responde—. Ya vamos llegando al departamento de Jimin, y no me iré hasta que no llegues, así que apresúrate —se despide de él, y corta la llamada.
Afortunadamente el viaje no era tan largo porque el supermercado estaba algo cerca, así que cuando parqueó el auto del omega en el estacionamiento del edificio, este aún estaba dormido por los efectos del supresor.
La omega baja del asiento del conductor y se dirige al de copiloto, abriendo la puerta para observarlo profundamente dormido.
—Minnie... despierta —lo sacude suavemente, sin éxito alguno.
No podía esperar a que despertara y dejarlo en el auto, no era seguro, menos en el parqueo. Jeongyeon soltó un suspiro, tampoco podía cargarlo hasta su departamento, no tenía tanta fuerza para hacerlo, necesitaba de un alfa.
—Tendré que avisarle a Hyunjin —suspira derrotada.
Cierra con llave la puerta de auto y activa la alarma, alejándose.
Hyunjin era un joven alfa que trabajaba de portero en el edificio donde Jimin tenía su departamento, él ya tenía a su omega marcado, por lo que el celo de otros omegas que no fuera el suyo no le afectaban en nada. Jeongyeon creyó que era una buena idea pedírselo a él, además de que se llevaba bastante bien con Park.
—Hyunjin, ¿estás por acá?
—¡Gyeon, hola! Que sorpresa tenerte por aquí —Hyunjin no dudó en saludarla apenas la divisó cerca de la caseta, y le sonrió.
La omega suspiró aliviada y se acercó rápidamente.
—Me alegro de verte —comenta amablemente—. Pero no tenemos mucho tiempo, necesito que me ayudes con Jimin. Entró en celo.
El alfa la miró con sorpresa, y se removió incómodo.
—Sabes que no me puedo negar a ninguna petición tuya, Gyeon. Pero... lo siento, yo tengo a mi omega que me espera en casa y...
—¡No me refería a eso, tonto! —exclama. Luego piensa en lo que le dijo y la verdad es que sí se podía malentender—. Perdón, no me especifiqué bien... Jimin entró en celo cuando veníamos de regreso, le compré unos supresores y ahora está dormido en el asiento de copiloto, pero es demasiado arriesgado esperar a que despierte y dejarlo en el auto. Así que necesito que me ayudes en subirlo a su departamento. ¿Podrías?
Oh... Así que era eso.
Hyunjin sonrió amablemente y asintió.
—Claro, solo dime dónde está.
Ambos se encaminaron al parqueo y cuando llegaron al auto divisaron a Jimin despertando lentamente, medio dormido y despierto. Jeongyeon se apresuró y abrió la puerta del copiloto para que Hyunjin lo cargara.
El alfa lo agarró de la cintura y puso sus manos debajo de sus rodillas mientras lo sacaba del auto al estilo princesa. Jimin era delgado, así que no tenía problema en cargarlo. Además, ambos se conocían desde que Hyunjin fue contratado por el edificio para cuidar de las salidas y entradas, y desde entonces, el omega siempre le había caído muy bien.
Jeongyeon fue directamente al ascensor y le ayudó a Hyunjin, mientras cargaba a un Jimin confundido y delirando, los supresores además de mandarlo a dormir, también lo dejaban aturdido.
—Gyeon, perdón que pregunte, pero... ¿Jimin no ha encontrado un alfa todavía? —inquiere.
Antes de que Jeongyeon pudiese responder, Jimin se removió en los brazos de Hyunjin mientras abría los ojos, mirando al alfa que lo cargaba casi sin reconocerlo. Sus pupilas estaban dilatadas y sus labios entreabiertos.
—Alfa~ —pronuncia suavemente, tratando de acercarse a sus labios para empezar a besarlo. Ese definitivamente no era Jimin, estaba delirando por el celo.
—¡Jimin, no!
Hyunjin inmediatamente giró su rostro para evitar cualquier tipo de roce.
—Alfa, por favor, ¿no te gusto? —da un tierno puchero, pero Hyunjin solo atina a quedarse como estatua.
Era demasiado incómodo para él más cuando Jimin comenzó a restregarse sobre él, liberando sus feromonas para atraerlo. Aunque era inútil ya que no generaba ningún efecto en él, y a pesar de que su aroma era tentador y muy dulce, no le provocaba nada.
Mentalmente le pidió a su omega que lo perdonara, porque sabía que si llegaba oliendo a omega en celo, tremenda tunda se iba a ganar.
✧✦✧
Ya había pasado más de media hora desde que Jeongyeon había llamado a Jungkook para que se encargara del estado de Jimin y este nada que aparecía.
Gyeon comenzaba a desesperarse, desde que Hyunjin había dejado a Jimin en su habitación este no paraba de llamar a Jungkook entre gimoteos, su lado racional ya había despertado, solo que no recordaba el momento tan incómodo que tuvo que pasar Hyunjin por él. Ahora lo único que pedía era tener a Jeon con él, su omega lo deseaba, lo anhelaba.
—Este desgraciado si no llega en diez minutos, llamaré a Chanyeol —frunció el ceño, caminando en círculos.
Justo cuando iba mandar todo al diablo, y llamar a Chan, el timbre de la habitación sonó. Jeongyeon estaba esperando cualquier persona, porque en realidad hasta se había olvidado de Jungkook, y no le importaba echar a patadas a quien sea que estuviera molestando, tenía a un omega en celo sufriendo en la habitación cercana, y no estaba para atender a nadie.
Se dirigió a la puerta con pasos largos y la abrió de mala gana, esperando encontrarse con un molesto vecino.
Sin embargo, eso no pasó. Lo primero con lo que se topó fue con un rostro casi perfecto y hecho por ángeles, su mandíbula prominente y afilada, cabello castaño que caía como cascada por su frente, algunos mechones se pegaban a su frente por las pequeñas gotas de sudor. Jeongyeon lo miró de arriba abajo con sorpresa, venía uniformado, con su chaleco antibalas, pantalones ajustados y un cinturón de cuero donde cargaba algunas armas.
—Déjame adivinar. ¿Jungkook?
—Así es, ¿tú eres Jeongyeon, no? —la omega asintió y se hizo a un lado para dejarlo pasar.
Jungkook entró sigiloso y miró con sorpresa el departamento. Era más grande de lo que parecía, además de verse bastante lujoso. Aunque claro, no podía esperarse menos de un doctor.
—¿Dónde está Jimin? —se volteó para mirarla.
—En su recámara. Pero espera, antes de que continues a lo que viniste, hay varias cosas que debo dejar en claro —comenta—. Espero que hayas explicado la situación a tu comandante porque de aquí no vas a salir durante tres largos días.
—Lo sé, hablé con él y lo comprendió.
—Muy bien, entonces pasemos a lo importante. Por aquí está la cocina —se encamina junto a él a la gran cocina que Jimin tenía completamente impecable—. Dejé varias sopas instantáneas y pastas que se cocinan sólo con agua hervida en la alacena, sé que no sustituye las proteínas de los vegetales y carnes, pero dudo que ambos estén enérgicos para preparar algo de comer luego de varias rondas. Ya sabes a lo que me refiero —Jungkook asintió.
Él no cocinaba muy bien, así que se lo agradeció profundamente. Además, él ya había pasado celos con omegas diferentes, y sabía cómo funcionaba.
—Por último, veo que no traes más ropa aparte de la que traes puesta del trabajo —enarca una ceja—. No creo que te dure para los tres días, a menos de que andes desnudo todo el tiempo. Pero de no ser el caso, Jimin tiene ropa de tallas más grandes en su closet, a él le gusta usar ropa holgada así que creo que te quedarían.
Jungkook asintió. La verdad es que ni siquiera había tenido tiempo de ir a su casa para traerse ropa, ya que sabía a lo que venía y esos tres días serían agotadores. Pero estaba tan ensimismado en Jimin, que lo único que quería era estar a su lado y no podía esperar un segundo más.
—¿Algo más que deba saber?
—Solo eso. La ducha está en su habitación —comenta, tomando las llaves del auto y su bolso.
Dado que Jimin estaría ocupado por tres días, se llevaría su auto para devolverse a su casa, luego se lo dejaría nuevamente en su edificio.
—Gracias por todo, Gyeon —menciona Jeon, agradecido.
Ella se encamina a la salida y asiente.
—Cuida mucho a Jimin —se despide, cerrando la puerta.
El alfa soltó un largo suspiro cuando se encontró solo en el departamento. No iba a negarlo, estaba muy nervioso y ansioso, y aunque su alfa estaba más que encantado y excitado por la situación, su corazón latía con fuerza. No sabía cómo iba a comportarse con Jimin, tampoco quería hacerle daño.
—Cuidaré de ti, Jimin-ssi... —se prometió.
Él se conocía a la hora del sexo, y aunque muchos omegas mencionaron lo bueno que era en la cama, no sabía nada sobre Jimin. Él era posesivo y rudo, a muchos les encantaba, pero... ¿Y si no era lo que el omega esperaba?
Un dulce aroma se instó en el aire y Jungkook lo aspiró profundamente reconociéndolo al instante. Su polla se endurece rápidamente en sus pantalones con tal exquisito aroma del celo. Había pasado anteriormente por lo mismo con distintos omegas, pero ese aroma nunca lo había hecho sentir con tantas ganas de poseer, y follar. Su omega, su destinado, estaba en celo, por supuesto que su aroma sería como una droga para su olfato.
Gruñó excitado y se percató que el aroma provenía de la habitación de Jimin. Cuando estuvo delante de la puerta, pudo escuchar suaves gemidos y gimoteos de adentro, llenando de adrenalina su cuerpo. Sentía como su alfa rasguñaba su interior pidiéndole que entrara a complacer a su omega, que no lo pensara mucho y sólo entrara a empalarlo con fuerza, dándole lo que tanto pedía a gritos.
Y cuando abrió la puerta, Jungkook perdió el aliento al encontrarse tal escena tan jodidamente erótica y sensual.
Jimin estaba en su cama con ambas piernas abiertas mientras empujaba tres dedos en su húmedo y chorreante agujero. La otra mano la tenía ocupada en uno de sus pezones erectos, pellizcándolos, jugueteaba con ellos de una manera que dejó sin aliento a Jeon, haciéndolo jadear.
Antes de que se dé cuenta de su presencia, Jimin grita cuando se corre con fuerza, cerrando los ojos y arqueando su espalda en un precioso arco. Gotas de semen salpican su vientre y siente alivio por unos segundos, pero no es suficiente. Nunca era suficiente si no se trataba de un alfa.
—Alfa~ J-Jungkook ahhh... —llama, aún sin percatarse de su presencia.
La polla de Jungkook estaba dura y goteando de la excitación, anhelando enterrarse en aquella carne caliente y resbaladiza.
No habían pasado ni segundos cuando Jimin se encontraba retorciéndose en la sábanas nuevamente, gimiendo por su alfa, el calor del celo no lo abandonaba hasta que no cayera profundamente dormido, cansado de los infinitos orgasmos. Sus dedos no salen de su agujero, al contrario, el omega los empuja esta vez más rápido y profundo, logrando un obsceno sonido acuoso.
Jungkook no puede soportarlo más y en un impulso arrebatado, entra a pasos largos a la habitación. Jimin finalmente se percata del conocido aroma y de los pasos y abre los ojos asustado, encontrándose con unos profundos ojos que lo veían con deseo.
—¡Jungkook...! —exclama en sorpresa.
Pero no puede reaccionar a tiempo, Jeon jala de sus tobillos hacia abajo, dejándolo completamente expuesto y abierto de piernas para él. Jimin abre su boca en sorpresa, y quiere replicar cuando agarra su mano y la saca de su interior, dejándole un sentimiento vacío. Pero eso rápidamente cambia por una sensación de satisfacción cuando agarra sus manos y las coloca encima de su cabeza, presionándolas sobre el colchón.
—Hueles jodidamente bien —gruñe sobre sus labios antes de presionarlos contra los de él.
El alfa introduce su lengua sobre la boca ajena al mismo tiempo que empuja sus dedos dentro del mojado agujero de Jimin, metiéndole cuatro dedos de una sola estocada con facilidad, gracias al lubricante natural que salía a chorros.
El mayor gime de placer sobre su boca y su omega chilla emocionado, sintiendo como aquel alfa lo preparaba con sus propios largos y finos dedos, jugando con su lengua hasta dejar correr un río de saliva por la comisura de sus labios.
—Cariño... Estás aquí... —Jimin se separa del beso y lo mira con dulzura, acariciando sus cabellos castaños.
—Siempre estaré aquí para ti, bebé —responde, dándole un beso en la frente—. ¿Por qué no quisiste decírmelo? ¿No querías pasar el celo conmigo?
—No es eso... Yo creí qué... que no estarías cómodo con ello, nos estamos dando un tiempo y me pareció atrevido.
El menor suelta una risa y lo mira coqueto de medio lado.
—Atrevido es todo lo que voy a hacerte —susurra en su oído con voz ronca.
Jimin jadea excitado y suelta un suspiro cuando Jungkook se desliza por su pecho, su cintura, y llega hasta sus muslos, enterrando su rostro en ellos. Tiembla en sus brazos y se sonroja cuando siente sus manos en ambas nalgas, abriéndolas para dejar a la vista un tierno y rosado agujero que se contraía excitado y chorreaba lubricante.
Jeon no perdió la oportunidad y se atrevió a delinear con su lengua aquella línea de líquido cristalino que salía de su agujero. Park cerró sus ojos y abrió su boca en un círculo gimiendo suavemente, dejando aquella exquisita expresión de placer en su rostro.
—Oh, sí, sí, sí... A-Ahh justo así —muerde su labio inferior y apreta las sábanas con sus manos.
Jungkook sonríe divertido, sintiéndose completamente orgulloso de hacer sentir muy bien a su omega. Abre los muslos de Jimin y se adentra en terreno desconocido, percibiendo la dulzura de su celo. Olía exquisito, como a cerezas, a sexo, a desesperación por tener sus glándulas de omega llenas.
Rodea con su lengua aquella circunferencia rosa y se adentra de golpe, arrancándole un fuerte grito de placer al omega, retorciéndose en las sábanas. Inconscientemente mueve sus caderas para marcar un ritmo con las embestidas de Jungkook, buscando más profundidad en su entrada lubricada.
—¿Esto quieres, cariño? —pregunta divertido, añadiendo un dedo a su agujero. Jimin cierra los ojos con fuerza y niega repetidamente—. Dime, bebé. Dime qué quieres.
—Tu polla, la quiero dentro de mí —gime necesitado—. Por favor, Kook... D-Duele, te necesito —gimotea.
Jungkook por supuesto no iba a ser tan desalmado para ignorar los lloriqueos y deseos de su omega por ser penetrado, eso era como estar extendiendo su dolor. Era sabido que cuando el omega entraba en celo, sus paredes se hinchaban y lubricaban por montones, y no tenían alivio hasta no tener una polla dentro.
El castaño sin aguantarlo un segundo más, se quita el cinturón de armas, y abre la bragueta del pantalón, sacando su dura y gruesa polla que se alzaba casi con dolor, hinchada y con venas alrededor de la sensible piel. No tiene el tiempo y la paciencia suficiente para quitarse todo el uniforme, si no lo follaba de una vez sentía que moriría.
—En cuatro, ahora —ordena, con su voz ronca y varonil.
No sabe si es el hecho de que aún esté uniformado, o por su voz ansiosa, pero Jimin se derrite y sus piernas tiemblan. Sumisamente obedece con desespero y se da media vuelta sobre las sábanas, colocándose boca abajo y alzando la cadera. Deja su pecho reposando en el colchón y abre sus piernas ante la vista hambrienta de Jungkook, este se relame sus labios con lujuria con tremendo panorama.
Jimin tenía una cintura pequeña y un trasero pomposo de ensueño, sabía que más de un omega debía envidiarlo. En especial cuando la mayoría de alfas solteros en el hospital lo trataban de cortejar.
—Eres un buen omega, bebé —elogia encantado. Sus manos se dirigen a ambas nalgas y las agarra con posesión, manoseándolas—. Y tienes un trasero tan bonito...
—D-Duele... Apúrate, Kook... —sus ojos ya están perdidos en la lujuria, dejándolos de un café intenso y necesitado, rogando por su polla—. Entra, por favor... —Jimin coloca ambas manos en sus glúteos y los abre, dándole una mirada suplicante de reojo, y descubriendo un pequeño agujero rosado y empapado.
Jungkook soltó un largo suspiro para controlarse, esta parte siempre era difícil para él, donde tenía que fingir ser considerado cuando realmente quería follarlo duro y salvaje hasta que no parara de gritar su nombre.
—Shh, está bien, Jimin-ssi, acabaré con tu dolor —comenta dulcemente cerca de su oído, dándole un beso en la mejilla.
Entonces, toma la base de su pene y se posiciona en el pequeño y fruncido agujero, empujándose con suavidad y percibiendo la calidez de sus paredes anales. Jungkook suelta un grave gemido cuando Jimin se empuja más, soltando lubricante a montones, su omega chilla de felicidad al sentir a su alfa finalmente en su interior. Sus paredes internas están hinchadas y resbaladizas, pero una vez que puede sentir la polla del alfa deslizándose es como un calmante para su dolor, jadeando de felicidad.
Luego de dos años divorciado, sus celos los pasó en solitario, pero ahora no podía evitar maldecir por lo jodidamente bien que se sentía. Ya hasta había olvidado esa sensación.
—Oh Dios, sí, sí... Más —Jimin se empuja hasta la base de su pene hasta sentir las bolas chocando con las suyas. Siente lo profundo que ha llegado, casi golpeando su vientre.
Pero eso sólo le puede provocar felicidad en lugar de dolor.
Jeon mira hacia abajo y se deleita con la vista de su polla siendo devorada por el agujero dilatado de Jimin. Hasta que se percata de algo importante; el preservativo. No podía arriesgarse, ni siquiera lo había discutido con el mayor en sus cinco sentidos.
El castaño razona las circunstancias, y se sale para colocarse el condón. Inmediatamente recibe una protesta.
—No no, cariño que haces —Jimin pide con desespero, sintiendo su entrada vacía nuevamente y adolorida.
—Olvidé el preservativo.
—¡No! ¡No quiero! —se niega rápidamente—. Me estorba, no lo uses... —pide lloroso.
Jungkook por donde lo viera, seguía siendo arriesgado. Por supuesto que no le molestaba, después de todo la idea de un cachorro no le desagradaba. Pero tenía que tener en cuenta que Jimin estaba en celo y este daría lo que fuera por tener un bebé en ese estado, ya que su omega se lo exigía.
Por otro lado, no sólo era para mayor placer. Sino que a Park realmente le molestaba el preservativo a la hora del sexo, los primeros días que estuvo con Chanyeol, uso protección, sin embargo, pudo darse cuenta que estos no desinflaban su hinchazón, y que por el contrario, lo hacía sufrir más. Pero esto Jungkook no lo sabía.
—Jimin, pero...
—Realmente me estorba, es incómodo y doloroso —explica, dejando brotar unas lágrimas de impotencia. Además, él sabía que no pasaría nada, ni siquiera existía el riesgo de un cachorro si eso era lo que le preocupaba.
Jungkook sintió su corazón encogerse y se maldijo por hacerle llorar. Quizá se iba a arrepentir, quizá no. Lo que sí sabía era que pasara lo que pasara, él no se alejaría de Jimin.
—No llores, amor... Está bien, está bien. Aquí estoy para ti —se inclina para besar sus labios, a lo que el omega corresponde de inmediato.
Luego de un rato besándose, el omega se separa molesto y lo mira con reproche.
—Métemela ya —gruñe.
El alfa sonríe en sorpresa por la exigencia, pero le parece hasta divertida en cierto punto.
—Pequeño pollito cachondo... Entonces tómala hasta el fondo, sé que este estrecho agujero puede —sin avisarle, vuelve a entrar en él, penetrándolo con fuerza y hasta el fondo, justo como lo pedía. El mayor suelta un grito de felicidad al sentir nuevamente aquella gruesa y cálida polla que lo llenaba tan bien.
No sabía si era el efecto del celo, o porque se trataba de su destinado, pero todo era perfecto, sentía que lo conocía de toda la vida, que había sido moldeado sólo para él, que podría tener control sobre él todo lo que quisiera. Jimin jamás se había sentido de aquella manera, además de sentirse lleno y satisfecho, su corazón latía con fuerza y deseaba gritarle lo mucho que lo quería, que nunca se fuera de su lado, que lo amara por siempre.
—¿Lo quieres suave, pequeño pollito travieso? —pregunta juguetón cerca de su oído. Jimin niega y se empuja aún más sobre su polla.
—Duro, lo quiero duro —jadea, mirándolo deseoso.
Jungkook se esperaba cualquier respuesta pero ninguna como esta. Creyó que... Bueno, Jimin sería más amante a lo romántico, él parecía de ese tipo.
Pero al parecer no era así, su deseo de follar intenso y salvaje igualaba a los suyos.
Algo dentro de él se calentó a grados inesperados, casi como carbón al fuego expuesto. Sin pensarlo dos veces sostuvo al omega de sus caderas con ambas manos y lo penetró de golpe, arráncandole un largo gemido. En lugar de esperar a que se acostumbrara a la invasión y su ano se dilatara, Jeon no le dio descanso, empalándolo rápidamente. El mayor gime libremente y deja sus manos libres por encima de su cabeza, relajándose por completo.
El sonido de succión es cada vez más sonoro, y el lubricante resbala por las piernas de Jimin, empapando sus muslos y la polla de Jungkook, que cada vez que entraba sonaba el obsceno empuje acuoso de su agujero.
—Estás tan estrecho, nene... —Jungkook gime en su oído, percibiendo la dulce y embriagante sensación de tener su polla enterrada en aquel agujero insaciable que se contraía en cada embestida.
Jimin no puede hacer nada más que gemir de placer y sentirse cada vez más en el cielo. Sí, así lo quería. De esa misma manera que lo estaba haciendo, follándolo como si él también estuviese en celo, que su alfa lo reclamara, que le demostrara a todos que era suyo, de su propiedad. Dios, lo anhelaba tanto.
—Más... Quiero más... —gimotea. Su boca está abierta en un perfecto círculo para gemir con libertad, mientras un fino hilo de baba se le escapa de la comisura de sus labios y cae a la almohada.
El menor aumenta la velocidad de sus penetraciones hasta que en una de esos empujes encontró exitosamente su próstata y la punta de su polla rozó el punto varias veces. Se dio cuenta de que la había encontrado cuando Jimin vibró de repente y gritó su nombre mientras se corría inesperadamente. Su paredes anales apretaron con fuerza el pene de Jeon mientras este seguía empotrándolo contra la cama salvajemente.
—¡Jungkook! —grita, sintiendo como su pene liberaba aquel líquido lechoso y pegajoso.
Pero este a pesar de saber que el orgasmo atravesó a Jimin hace unos segundos, no puede detenerse para tomar un descanso y seguir. Su alfa está tan emocionado y descontrolado con las sensaciones placenteras en su pene, que le es imposible parar incluso cuando este aún está liberando su semilla. Al contrario, Jungkook lo continúa follando cada vez más duro al percibir como su ano tiembla y convulsiona sin parar ante las constantes embestidas.
—Demonios, Jimin... Me encanta revolcarme en tu humedad, hueles tan jodidamente bien —gime gravemente, con gotas de sudor bajando por su cuello y frente.
A pesar de que hace poco se corrió, el omega se siente igual de duro sin perder la erección entre sus piernas, gracias al celo. Y cuando Jungkook vuelve a tocar ese punto mágico repetidamente en su interior, se da por vencido, perdiendo todo el poco control que le queda.
—¡Sí, sí! ¡Así! —la saliva sigue cayendo de su boca a la almohada, y ahora la tiene llena de ella, pero eso ni siquiera es un problema para él, quien siente satisfactoriamente como el nudo de Jungkook comienza a hincharse en su interior. Su omega jadea de felicidad y él también, rodando sus ojos a la parte de atrás cuando el alfa agarra sus dos manos y las pone detrás de su espalda, tomando el control.
—Eso es bebé, tú jodidamente me perteneces. Todos sabrán que eres mío, voy a llenarte de mis cachorros —comenta delirante—. Aprietas tan rico, mierda...
Para este punto, ya los dos se encuentran fueras de sus cabales, y ahora solo se rebajaron a sus profundos instintos animales, alfa y omega, sin poder controlar sus acciones y palabras, simplemente dejándose llevar.
—¡Sí, por favor! —grita Jimin excitado, completamente perdido en el celo—. Déjame tener a tus cachorros, lléname de tus bebés —pide, y aunque su condición no se lo permitía, el mayor ya había perdido sus cinco sentidos.
—Oh, nene... Maldición, creo que... A-Ah... —gruñe, su respiración se vuelve más pesada y pronto siente su nudo formarse. Era demasiado tarde para arrepentirse, ya no había vuelta atrás, se vendría dentro de Jimin, su alfa se lo exigía.
Tampoco tuvo que cuestionárselo, ya que este mismo se lo pidió.
—Anúdame, alfa, por favor, por favor —llora de placer, al borde del segundo orgasmo, su omega lo quería, quería que lo llenara de su semilla y la pusiera dentro de él.
Jungkook lo embistió unas cuantas veces más cuando finalmente su orgasmo explotó dentro de él, y todo el semen fue a parar dentro de Jimin, quien al sentir su lechoso líquido estalló de felicidad, y gimió con fuerza cuando percibió el nudo formándose en su interior.
—Eso es... A-Ahh. Lléname de tu semen, déjame tener tus hijos... Dámelo todo —dice, completamente delirando cuando su segundo orgasmo lo atraviesa y su propia semilla mancha las sábanas y parte de su pecho.
—Eres un insaciable... —gruñe en su oído, aún eyaculando semen en su interior.
Sin salirse, ambos se recuestan sobre la cama esperando que el nudo se desinflame. Jungkook dejaba besitos en la espalda de Jimin mientras con su mano libre la llevaba al frente y acariciaba con la yema de sus dedos su vientre.
El omega estaba agotado, suspiraba pesadamente mientras su cuerpo aún tenía efectos post orgásmicos, los espasmos y temblores recorrían cada parte de su cuerpo, y no estaba seguro si podría levantarse, ya que seguramente caería rendido.
Pero había algo bueno de toda esa situación, su omega y él estaban completamente complacidos y satisfechos. Generalmente en sus pasados encuentros con alfas, incluido Chanyeol, siempre ocupaba de al menos, tres rondas seguidas para poder saciar el calor del celo y sentirse satisfecho. Pero ahora con Jungkook, Jimin había caído rendido sobre las sábanas sólo con una ronda, sin la constante necesidad de tener su polla en su interior e iniciar una nueva ronda. Realmente estaba satisfecho, y lo único que quería era acurrucarse en sus brazos.
Cuando el nudo finalmente se desinflamó, Jeon salió de su interior y posteriormente le dio la vuelta al omega para acurrucarlo en su pecho.
—Eso fue... Lo mejor que haya sentido en mi vida —empieza Jimin, mirándolo con dulzura y timidez.
Jungkook sonríe y deposita un beso en su frente cariñosamente.
—Lo mejor que me pudo pasar a mi fue conocerte, Minnie. No sabes lo completo que me haces sentir —se acerca a su rostro, robándole un dulce y profundo beso que duró más de lo esperado.
Jimin sentía su corazón con ganas de salirse de su pecho, latiendo fuertemente. Puso una mano en el pecho de Jungkook y comenzó a jugar con los botones de su camisa.
—No sabes lo sexy que te ves con el uniforme —mordió su labio inferior.
—Lo mismo pensé la primera vez que te vi con la bata —sonríe coqueto—. Pensé que se trataría de un doctor regordete, con calvicie y viejo. Pero jamás me imaginé que me encontraría con un ángel caído del cielo que resultó ser el amor de mi vida —el alfa agarra sus manos esta vez y deposita besos entre sus dedos.
Jimin lo miró conmocionado y se acercó para darle un besito en la punta de su nariz.
—Eres lo mejor que me ha pasado en la vida, Jungkook. Gracias por decidir quedarte conmigo.
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